Por Oscar Carrasquel
Villa de Cura, estado Aragua¿Quien no evoca las Navidades de antaño?
¡Como se pueden olvidar
aquellas hermosas festividades
decembrinas en Villa de Cura!.
¿A donde se fueron nuestros
compañeros de generación?
¡Que yo quisiera encontrar de nuevo"
Mi memoria un poco cansada repasa hoy aquellas costumbres ancestrales:
Las misas de aguinaldo de madrugada, y luego los
paseos en romería alrededor de nuestra recordada sabana.
Evoco aquellas divertidas patinatas madrugadoras dentro la plaza Miranda, y por las calles encementadas.
Rememoro un juego que se realizaba con pelotas de trapos en llamas, para mitigar el frío. Cada vez se agregaban mas muchachos.
La alegría de la música y versacion de las parrandas locales,
y de otras que nos visitaban.
Recuerdo los cánticos con los cuales solicitaban el respectivo permiso en la jefatura civil; todo lo pedido era concedido.
Los globos multicolores inflados que lanzaba al cielo la figura seria de Ramoncito Trujillo, para diversión de los niños.
Los sorbos de cafecito caliente,
acompañados de arepitas dulces con pepitas de anís, que siendo muchacho expendía por la calle Hector Lombano “Casunga”.
El intercambio de tarjeticas
con versitos que incrementaban el afecto en la Navidad. Ricos y pobres nos conocíamos.
Volvamos la mirada hacia los arbolitos de luces y el bello Nacimiento de la Iglesia San Luis; y el de la familia Matos por la calle Miranda.
El intercambio de regalos
y los presentes espontáneos entre familiares y amigos.
Los niños a mitad de diciembre ya teníamos elaborada la carta con peticiones al Niño Jesus.
El gran cañonazo y el abrazo de “Feliz Año” en la Plaza Miranda, bajo la belleza de las estrellas. Era como un reencuentro con Dios.
Era indescriptible la cantidad de parroquianos que iban y venían desde sus moradas para la plaza, a toda hora la noche de Pascua y Año Nuevo.
La tradicional misa del Gallo, preparada por las “Hijas de Maria”, y los Sermones por parte del Padre Castellanos.
Las hallacas, el pan de jamón y los dulces exquisitos elaborados en casa. Las primeras hallacas, por cierto cocinadas en fogón de leña, eran para que las degustara el vecino, y de regreso mandaban ellos las hechas en su casa.
Para pintar y cambiar el rostro de las fachadas de nuestras viviendas, no era menester que se nos impusiera.
Las rifas de las famosas“cestas navideñas”, contentivas de vinos, frutos secos y jamones, y sus respectivas hallacas. Una vez yo me gane una de estas canastas...
Uno, el cabecita blanca, hace una retrospectiva de la vida,
y piensa que todo pasó tan rápido,
se perdió la paz y la tranquilidad.
La verdad es que tiramos las fiestas y tradiciones al vacío.
Sitio web de la imagen:http://elimpulso.com/articulo/tradicional-pesebre-navideno-fotos
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