jueves, 19 de diciembre de 2013

LA PULPERÍA DE MI PUEBLO


Por: Carmen Muñoz de González

     Ni soñaban en aparecer tantos chinos como ahora.  La pulpería era el principal comercializador de alimentos en los pueblos  y  el mío no se escapaba de ello y hasta Ezequiel Zamora, líder de la Revolución Federal, ejerció este digno oficio en mi Villa de Cura querida.

     La pulpería era el centro de acopio de toda información acerca de cada acontecimiento que sucedia.  Allí fluían las mas grandes ideas y hasta eran “dóctor” en
el arreglo del país.  Tenía su encanto peculiar, cuadros que invitaban al comprador a la reflexión: “Hoy no fío, mañana sí”.  O un hombre gordo, con su tabaco de medio lado, muy señorial, acaudalado, que nunca fió, y al ladootro hombre, cabizbajo, apesadumbrado por haber vendido a crédito y perdido buena parte de su capital.

     Las muchachas de familia no iban a la pulpería, para eso estaba el muchacho del mandado y recibía hasta su ñapa de la compra que realizaba.  

     El pulpero era un señor serio, no aceptba bochinches en su negocio, solo hombres de buen palabrerío ¡Cómo recuerdo a Don Javier Mena vendiendo sus bizcochuelos, majaretes...

     Cuando comienza la modernización de los pueblos y llegan los abastos, mi querida comadre disfrutaba sentada detrás del escritorio que tenía su papá en su abasto.  Ser secretaria, ella vivía eso con tanta emoción, añoranza por serlo.  Pero estuvo frente a un escritorio como maestra.

     Llegó el supermercado, vamos al super con su variedad de anaqueles ¡Hasta charcutería y futería! Y las damas se pasean airosas conduciendo el carrito del super y los niños disfrutan escogiendo a gusto sus chucherías.  En la actualidad tenemos hasta bolsas ecológicas para el buen uso de los recursos.  Atrás quedó la bolsa de papel con asas y el anunciado Manpa, eso era una exhibición con elegancia ¡Tipo cesta!

     Mi papá contaba una anécdota qe le pasó en la pulpería: el dueño era de apellido Buznegro y por broma le decían Burro negro.  Mi papá -siendo pequeño, por supuesto- muy orondo llegó, pidió sus cambures al “Sr. Burro negro” quien, ni corto ni perezoso le elevó un coscorrón por falta de respeto.  Hasta para reprender a un niño había en las pulperías ¡Oh, Dios, no existía la Lopna!


Sitio web de la imagen http://biencampero.blogspot.com/2012/11/la-pulperia.html
   

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