SEMANA SANTA EN TURIAMO

NOTA. La foto es solo referencial, 
no correspondiéndose  con el lugar descrito en la narración.

Por Virgilio Leòn‎

Maracay, estado Aragua

A la memoria de Pina Puppio y Abigail León. Nuestros padres.-

Poemas de Virgilio León.

Marzo 26 del 2.016.-

Frente al mar en un ranchón levantado por los Turiameros llegábamos para pasar los días de la Semana Mayor frente al mar. Eran días de temporar, si acaso tres o cuatro familias llegaban a esa playa por el difícil acceso en una carretera muy complicada.

A un lado del ranchón, bajo una media agua, también de palmas se situaba el fogón, tres piedras o topias servían para cocinar, abajo arrumada la leña, a un lado una troja servia para mantener todas los aparejos de cocina, naturalmente, descalzos correteábamos sobre un suelo de arena, porque estábamos los hermanos en esa edad de corretear, los mas pequeños andaban en uno, dos y cuatro años y los mayores con ocho y diez años, yo, ya era grande, ese año iba a cumplir los seis.

Escribo estas lineas para no dejar morir la voz de mamá cuando llegaba la hora de comer en esa playa de Turiamo, decía ella: Nos tenemos que comer los pasteles, porque si no, se nos dañan. Se trataba de dos bandejas de hornear, una con un exquisito pastel de pescado, tipo guayanés,ya que se crió en Guayana, porque el relleno incluía plátanos fritos. La otra bandeja era mi preferida, también horneado contenía un delicioso pastel de manzanas.

Los pasteles de manzana siempre fueron compañeros en nuestros viajes a la playa. Siempre recuerdo uno que mamá nos repartió al pasar Guamita. Era aun la carretera de tierra, bajo un fuerte invierno la camioneta no podía subir esa pendiente, mucho barro, pese a unas cadenas que papá les ató a los cauchos. La cuesta nos tenia inmovilizados. en el transcurrir la mañana, ya pronto para la hora del almuerzo, ella cortó el aromático pastel en la parte trasera de la camioneta cubierta con una lona. 

Siempre cuando viajo a Ocumare, me digo mentalmente cuando paso por el lugar: Aqui fue donde quedo atascada la camioneta de papá.

En la casa de la 106 de Calicanto, cuando veía los pasteles en el horno, ya sabia que ese otro día, iríamos a la playa, al ranchón de Turiamo, donde los pasteles horneados, el pescado frito con tostones fueron la delicia de esos días.-



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