A su esposa, hijos y nietos, con afecto
Vivimos en un mundo donde existen guerras, violencia, inseguridad y falta de respeto hacia otras personas; esto genera desconfianza y provoca que las personas cada vez seamos más egoístas e indiferentes.
Sin embargo, no todo es negativo, pues existen personas como el señor Juan Villegas quien nos ha demostrado que el altruismo forma parte de su estilo de vida. Estas personas son los verdaderos héroes que cambian al mundo, y mientras existan seres así, que tengan valores y amor por los demás, la sociedad tiene esperanza de mejorar.
Hoy quiero hablarles de generosidad. Me apetece mucho hablar de cosas positivas que hacen las buenas personas.
Hablarles de altruismo, de ayuda desinteresada a los demás. Para ello les voy a contar de un ciudadano ejemplar por quien siento admiración y respeto. Les voy a hablar de ese ser que se llama Juan Villegas, que a sus noventa años recién cumplidos no se mantiene quieto; su familia le ha insistido que permanezca en casa durante más tiempo, pero él se niega a tomar ese camino.
A través de la Fundación Foro de la Villacuranidad, ha demostrado su inquebrantable fe en la noble misión que se ha impuesto: ayudar de manera desinteresada a quienes más lo necesitan, como es el caso de los viejitos del Asilo Santo Domingo de su querida Villa de Cura, sin detenerse en su constante tarea en la búsqueda de donaciones de alimentos, medicinas, ropa; asimismo servicios médicos, charlas, restitución de servicios públicos, entre otros, acompañado de un excelente equipo siempre presto para las causas nobles, encabezado por la incansable profesora Carmencita Hernández Paradisi.
Destaco entre los valores más importantes de Juan Villegas los valores humanos, porque tienen mayor reconocimiento y repercusión en los distintos grupos sociales. Estos valores se relacionan con la ética, el respeto, la tolerancia, la bondad, la paz, la solidaridad, la amistad, la honestidad, el amor, la justicia, la libertad y la honradez, entre otros.
Es inmenso el amor que siente por su terruño este exitoso banquero villacurano, quien se ha desempeñado en importantes cargos dentro de las instituciones financieras más destacadas del país, donde ha demostrado los grandes valores que lo mantienen.
Sí; por todas estas razones Juan Villegas es una persona altruista, porque:
. Dedica tiempo para apoyar a los demás sin esperar nada a cambio; no actúa por intereses personales ni por vanidad.
. Comparte lo que tiene sin esperar recompensas ni reconocimientos; es solidario, colabora en lo que puede para entregar la atención necesaria para aquellos que lo necesitan en mayor medida.
. Se identifica personalmente con las personas y las causas que le preocupan; se esfuerza en entender el sentimiento de los otros, experimentando de forma racional y objetiva el sufrimiento, dolor y dificultades ajenas.
Quiero agradecer a Juan Villegas todo lo que ha hecho en favor de nuestro pueblo. He tenido la dicha de acompañarlo en diferentes actividades en pro de la comunidad villacurana junto a Carmencita, Zenaida, Anuzka, Froilán, Trifone, Lisbeth, Maribel, Ligia, Diana, Genofrancis, Fermín y demás personas que se escapan de mi memoria.
Seguro estoy que les habrá parecido una historia admirable y comprenderán el por qué quería que todos la conocieran. Ahora entenderán por qué admiro, respeto e intento aportar mi granito de arena para apoyar a personas como Juan Villegas en su noble misión con los olvidados viejitos del Asilo Santo Domingo. Él es un claro ejemplo de cómo podemos aportar algo bueno a este mundo, de cómo, además de pensar qué podemos hacer para mejorarlo, debemos hacerlo.
Desde aquí animo a todos los villacuranos y amigos a que hagan lo mismo; intenten ayudar y compartir todo lo que puedan; las hermanas catequistas de Lourdes y los viejitos se lo agradecerán en el alma.
Apreciado Juan: para ti parte de este poema de José Saramago:
¿Que cuántos años tengo?
¡Qué importa eso!
¡Tengo la edad que quiero y siento!
¿Que cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número,
¡Qué importa si cumplo cincuenta, setenta, noventa o más!
Pues lo que importa: ¡es la edad que siento!
Qué importa cuántos años tengo,
O cuántos espero, si con los años que tengo,
¡Aprendí a querer lo necesario y a tomar, sólo lo bueno!
.
Muchas felicidades estimado amigo, por tus dos veces cuarenticinco años.
Chencho Adames
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