POR: María Teresa Fuenmayor T.
Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela
Villa de Cura, estado Aragua, Venezuela
Hubo un tiempo en que por las tardes nos reuníamos toda la familia - y algún amigo o amiga que estuviera de visita, porque no había facebook y las visitas se hacían en persona- alrededor de los más sabios: abuelos, tíos, padres quienes nos contaban cuentos de Tío Tigre y Tío Conejo, de Pedro Grimales y Juan Bobo, de encantos, fantasmas, entierros y aparecidos.
Silencio reverente, risas en las partes jocosas, comentarios y más anécdotas de parte del atento auditorio enriquecían la narración.
Nuestro cerebro se mantenía activo: utilizábamos la imaginación para crear en nuestras mentes las imágenes que dieran vida a la narración escuchada.
Un día nos trajeron la TV, se colocó en el centro de la sala. Los sabios fueron relegados a un rincón de la casa y, también, a un rincón de nuestras vidas. Ahora el centro era "ella", la sabia era "ella" y todo intento de comentario mientras "ella" hablaba se ahogaba con un fuerte "¡Cállate, no dejas oir la tele!".
Las nuevas historias venían con imágenes ya incluidas. Dejamos de usar la imaginación. Nos volvimos un poquito mnenos inteligentes al dejar de usar esas neuronas.
Las nuevas historias venían con imágenes ya incluidas. Dejamos de usar la imaginación. Nos volvimos un poquito mnenos inteligentes al dejar de usar esas neuronas.
Hubo un tiempo en que, por las tardes, con
los otros chicos y chicas de nuestra calle, de nuestra cuadra, mientras los
adultos conversaban a la puerta de casa “echándonos ojo” de vez en cuando desde
las sillas de mimbre sacadas a las
aceras para tal fin, nosotros, unidos de manos –y de intención- jugábamos a la
ronda con canciones como…
Los
pollos de mi cazuela
Nos
sirven para comer
Que
son para las viuditas
Que
los saben componer.
Se
le’echa ajo y cebolla,
Hojitas
de laurel,
Se
sacan de la cazuela
cuando se van a comer.
Componte,
niña, componte,
Que
allá viene un panadero
Con
ese bonito traje
Que
parece un marinero.
Anoche
yo te vi
En
la esquina de un teja’o
Meneando
la cintura
Riqui-riqui
riqui-rao.
Por cierto, mudándome de localidad me encontré
con un…
Anoche
yo te vi
En
la esquina’e la empalizá’
Meneando
la cintura
Riqui-riqui
riqui-ra.
Pero cuando llegó “la tele”, las sillas de
mimbre no salieron mas a la puerta de la casa, se acabó el compartir con los
vecinos. Y los muchachos, después de ver
toda la “acción” (Que es la forma “bonita” con que en televisión y cine dicen
“violencia”) de “Los intocables” y “Combate” dejaron esos juegos –que ahora
parecían “tontos y aburridos”- que hablaban de cocina, de paz, de amor, de aves
y flores y comenzaron a jugar “fusilado” y “policía y ladrón”. Las manos no se usaron para tomar las de
los amigos sino para lanzarles la pelota con fuerza golpeándoles la espalda…
Hubo un tiempo en que al llegar de la
escuela o del liceo esperábamos en casa el regreso de papá del trabajo, esa
espera la hacíamos en conjunto con nuestros hermanos, los abuelos, tíos y
primos. Eran casas grandes y cabía mucha
familia allí. Éramos capaces de hacer
las tareas solos, nuestro cerebro daba para eso y más. Si a alguien le quedaba una materia pendiente
en el liceo o “lo raspaban” y tenía qué repetir un año en el colegio ¡Qué
vergüenza daba! ¡Cómo ha cambiado todo!
Ahora el transporte nos recoge en la guardería (Sí, porque ahora mamá no nos
cuida, tiene qué trabajar para que el dinero alcance para comprar todas las
cosas que dice la tele que necesitamos pero tiene ese fantástico lugar donde
nos “guarda” por eso lo llaman “guardería”) bien, repito, nos recoge en la
guardería y nos lleva al colegio, mas tarde nos recogerá del colegio y nos
llevará a las tareas dirigidas –ahora necesitamos ayuda para hacer las tareas,
no leemos casi y se nos hace difícil hasta ese trabajo tan arduo de copiar y
pegar de Internet- y cuando al fin llegamos a casa, esperamos solos a que lleguen
papá y mamá (Porque ahora abuelo, tios y primos viven lejos y nos vemos muy
esporádicamente, quizá en Navidad…¡Ah, sí, pero compartimos muchas fotos en
Facebook)
Ya no jugamos “fusilado” ni “policía y
ladrón” en la calle con los amigos.
Ahora esos juegos nos parecen “tontos y aburridos”, ahora jugamos en
casa o en el cyber “San Andrea ladròn de autos” donde ganamos si robamos mucho,
nos metemos en lìo con la policía y esas cosas, también jugamos “Counter
strike” donde ya no se trata de
robar. Se trata de matar y mientras más
personas matemos mas puntos obtendremos.
Allí nuestro subconsciente va asociando la idea de matar con la de
obtener beneficio. Sí, yo se que están
prohibidos esos juegos en los cybers, pero muchos los siguen teniendo y…bueno,
nadie denuncia.
¿Es todo esto parte de un plan
orquestado para des-sensibilizarnos? ¿Para hacernos manipulables, agresivos y
violentos? ¿Tener el tele es “dormir con
el enemigo en casa”? Mucho se puede
decir al respecto y me encantaría recibir mas ideas al respecto… sea un plan o
no …con esta crianza que llevan nuestros niños ahora lo difícil es portarse
bien porque tenemos un caldo de cultivo apropiado para que crezca todo lo
negativo. Con esas “ayudas” ¡Qué fácil
es ser malo!
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