sábado, 11 de junio de 2016

LOS NIÑOS DE LA CALLE SEIS DE BRISAS DEL PRADO JUGARON Y SOÑARON CON LAS LETRAS DE AQUILES NAZOA Y KRISTEL GUIRADO




Por: Rosana Hernàndez  Pasquier



La gran culpable, la única responsable de esta grata locura, es Maria Teresa Fuenmayor. Caraqueña que llegó a este pueblo hace unos cinco años buscando un mejor destino. Es profesora de música -da clases de piano, guitarra y cuatro- le gusta escribir poesía y relatos, además es una lectora voraz. Vive aquí, en Villa de Cura, en este lugar llamado Brisas del Prado y desde diciembre reunió a un grupo de niños del sector para que canten, escuchen cuentos y jueguen. 

Fue así como conversando nos pusimos de acuerdo para ir juntas hasta allá. Hoy en la mañana fue el encuentro. MariaT, como le digo cariñosamente, me fue a buscar a la parada, cuando llegué los niños me estaban esperando. 

Nos sentamos bajo la abundante copa de un árbol de mango. Apenas me senté me coronaron la cabeza con flores, los niños solo pueden maravillarnos. Leímos unos poemas del amado Aquiles Nazoa, del libro Humor y amor. Y les pregunté -¿Ven cómo está este libro? Y todos coreaban: -Está muy viejo. Yo quería que notaran eso. Y, les conté que tenía como cuarenta años conmigo, que es un compañero ese libro y que los libros nos acompañan en la vida. Los niños se reían con picardía. 

Pero... También les llevé un libro más reciente. Un libro que también me ha acompañado por algunos años, es más, creo que me ha acompañado desde antes de ser un libro de cuentos para niños. Hablo de Los juguetes más grandes del mundo, publicado en el 2006, de la escritora, poeta y actriz Krístel Guirado, villacurana, entrañable amiga y mi comadre. Los niños se fascinaron cuando les conté de los mascarones que coleccionaba Pablo Neruda. Y es que el libro de Kris, es un homenaje hermosísimo a nuestro Pablo. 

Todos imitamos a Morgan, a María Celeste, al Ruiseñor de Suecia. Tuvimos una meriendita de galletas María, gracias a la complicidad de Rafael Gonzalez Caceres. Más tarde MaríaT, los acompaño con el cuatro y cantaron afinaditos. En mi corazón solo había felicidad, porque uno cree que va a dar, como hablamos MaríaT y yo, pero que va, uno siempre, siempre recibe más. Los niños solo pueden Maravillarnos. Gracias




















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