Cheneco madrugó, faltaba mucho para amanecer cuando ya él estaba de pie, planchando el traje y arreglándose. Apenas clareó el sol se podía distinguir una figura parada frente a la puerta de la alcaldía. Era Cheneco, soñando con su desayuno con el Alcalde y la entrevista con el Gobernador. Había un cartel pegado a la puerta de la alcaldía, pero Cheneco no le prestó atención al papel bond lleno de letras grandes en color azul que quién sabe qué decían.
El tiempo comenzó a pasar y Cheneco, impaciente, paseaba su mirada de una a otra esquina sin saber por cual de ellas llegaría el jeep color mostaza del recién electo alcalde.
Los barrenderos, quienes eran los primeros en llegar al cubículo al lado de la alcaldía donde eran dotados de los implementos de limpieza para realizar su faena del día, no se habían aparecido y la mañana avanzaba.
Comenzaron a pasar los estudiantes y Cheneco le pidió a un liceísta le leyera qué decía el cartel.
Dice "Hoy, jueves 10 de marzo, no trabajará la alcaldía. El burgomaestre está en la capital del Estado en entrevista importante con el Gobernador. El personal administrativo y obrero se ha movilizado para apoyar dicho encuentro y además recibir formación permanente en el área de relaciones humanas. Probablemente retomemos las actividades el lunes 14 de los corrientes"
Cheneco estaba desconcertado, no era posible que el alcalde se hubiera ido sin llevarlo, o avisarle al menos...Pero ¿Cómo avisarle si él no tenía teléfono y el alcalde no sabía su dirección? Algo habría pasado, seguramente. Su estómago reclamaba por alimento y en el bolsillo de Cheneco, como siempre, no había sino algunas migas de esas que aparecían allí sin explicación razonable. Se fue con rapidez a casa de la Sra. Felicia para "cuadrar "con ella el trabajo de ese día, decirle que se le había "caído" el viaje y que iba a su casa, se cambiaba rapidito y regresaba a limpiarle el patio.
Pero la casa de la Sra. Felicia tenía puerta y ventanas cerradas y la vecina de enfrente le informó que ella le había comentado que ya que él iba a viajar y no le haría el trabajo, iba a aprovechar de ir de visita donde su hermana quien vivía en Tapiramo. Ya no volvería hasta el lunes siguiente. Cheneco se encontró confundido, con apetito...bueno, ya eso no era apetito, ya eso era hambre... No le quedó más remedio que irse a casa, echarse en el chinchorro y tratar de dormirse rápido para no sentir tanto el hambre.
Pasaron veinte días para que Cheneco volviese a ver al alcalde. Oportunidad que se le presentó por coincidir en la puerta de la alcaldía un día cualquiera. Después del saludo de rigor, Cheneco le recordó al señor alcalde su compromiso adquirido y quiso saber por qué no le había pasado buscando o le había esperado.
- Nunca olvidé el compromiso, Cheneco, pero el hombre me llamó que debía irme la noche anterior a lo previsto. Y yo no le puedo decir no o para después al gobernador, mira que de esta relación depende el bienestar de este pueblo. Hasta ahora, Cheneco, no ha habido acá un alcalde que se preocupe realmente por la comunidad, tenemos qué aprovechar esta coyuntura: un alcalde realmente dolido con el dolor del pueblo y un gobernador dispuesto a financiar las soluciones. Yo soy acá como un soldado. El gobernador da una orden y yo acudo de inmediato, Cheneco, porque lo que importa no soy yo, sino el hecho político. Esta coyuntura maravillosa que sacará a Mogote Santo del oscurantismo y lo hará brillar. A la vez, yo soy pasajero, transitorio, ante un hecho político que debe permanecer en el tiempo. La política existió antes que yo naciera y seguirá existiendo después que muera. La cultura, Cheneco, el hecho cultural, existió antes de tí y seguirá existiendo después de tí. Y tú, que eres en este momento el mayor protagonista de la historia cultural de nuestro pueblo te unes a mí para hacer que esta cultura...
- Señor alcalde, disculpe que le interrumpa...¿Usted le habló al gobernador de mi? Necesito un trabajo, una entrada fija.
- Cheneco, no sólo le hablé de tí, practicamente fuiste nuestro único tema de conversación.
- Habló de darme un trabajo - Insistió Cheneco.
-Más que eso, Cheneco, tendrás un cargo acorde a lo que tú vales, porque trabajo tiene cualquiera. Tú eres un factor cultural importantísimo. Mira...te voy a mostrar algo, vente en el jeep conmigo.
Cheneco subió orgulloso en el jeep color mostaza del alcalde, en el asiento de adelante.
- Como te he dicho Cheneco, política y cultura codo a codo, trabajando en conjunto, como debió ser siempre. Mira, Cheneco, acá te quería traer. Dime...¿Qué ves allí?
- Un peladero de chivo señor alcalde.
- Sí, bueno, un terreno baldío, plano. Cierra los ojos para que veas lo que veo yo: Acá se construirá el Complejo Cultural de Mogote Santo. Ya se está trabajando en eso, en la Gobernación, nos van a aprobar los recursos, Cheneco y ¿Sabes quién será el director? Tú mismo...¿Quién piensa en un trabajito...barriendo calles, por ejemplo, si te espera la grandeza, Cheneco? Claro, sin desprenderte de tu humildad. Mira, acá tú organizarás todas las disciplinas artísticas: Habrá espacio y una concha acústica para las actividades musicales, y habrá danza, pintura, escultura...todas las artes, todo lo que es cultura, Cheneco, y eso lo organizarás tú.
- Pero...¿No me puede dar un adelantico sobre ese sueldo? No tengo qué comer en casa.
El alcalde le miró con seriedad.
- Sí, claro, Cheneco, si pudiera te ayudaría, pero ¿Me creerás que todavía yo no he comenzado a cobrar mi sueldo? Mira, ya voy para tres meses como alcalde y nada...
- ¿Y eso por qué?
- Bueno, Cheneco, esto se hace más que nada para probar a la persona. Por ejemplo, si yo te elijo a tí para ser el director de este gran Complejo Cultural pero noto que eres avaricioso, ambicioso...pesetero, pues, comienzo a pensar mejor en otra persona. Porque acá se manejarán tantos recursos que quien dirija esto debe ser alguien plenamente separado de lo que es la avaricia...para que no vaya a caer en corrupción. Ven, súbete.
Volvieron a la alcaldía, allí esperaba la asistente del alcalde. Este descendió del jeep, apenas bajarse abrió su cartera, contó y separó veinte billetes de un gran fajo que cargaba. Se volvió hacia Cheneco y le dijo:
-Bueno, Cheneco, en estos días hablamos de nuevo. Recuerda que te voy a ayudar. Pronto más va a ser el tiempo que pases en la alcaldía que en tu misma casa.
Y, extendiendo el montón de billetes a su asistente le dijo:
- Carmen, hazme el favor, cómprame donde los chinos unas galletas "Muñequita" que ya me voy a casa a almorzar y si llego sin ellas mi princesita me mata.
Y, de nuevo a Cheneco:
- Ve pensando a quién vas a poner de secretaria, Cheneco, ya sabes, alguien de confianza.
Y entró a la alcaldía para esperar en su oficina a que su asistente regresara con las galletas "Muñequita"
María Teresa Fuenmayor
ESTE CUENTO CONTINUARÁ...HASTA EL CAPÍTULO 9 (Capítulo final)
PARA LEER LOS OTROS CAPÍTULOS DE “CHENECO Y EL ALCALDE” SÓLO DEBES HACER CLICK EN LOS ENLACES RESPECTIVOS:
Capítulo 1 "¿Quién es Cheneco? ¿No serás tú?"
https://desdevilladecura.blogspot.com/2018/12/cheneco-y-el-alcalde-cuento-capitulo-1.html
Capítulo 2 "Una luz de esperanza para Cheneco"
https://desdevilladecura.blogspot.com/2018/12/cheneco-y-el-alcalde-cuento-capitulo-2.html
Capítulo 3 "¡Vente elegante, Cheneco!"
https://desdevilladecura.blogspot.com/2019/01/cheneco-y-el-alcalde-cuento-capitulo-3.html
Capítulo 4 "Galletas Muñequita"
https://desdevilladecura.blogspot.com/2019/01/cheneco-y-el-alcalde-capitulo-4-de-9.html
Trágicamente cómico, pero muy verosímil...
ResponderEliminarLa vida de un cultor,cualquiera
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