Por: María Marbelly Guasquez de Pereira
CIV.-8.821.026
Villa de Cura, estado Aragua
Añoranzas de tardes que pasaba en compañía de mi padre, cuando aún estaba entre nosotros, en su lecho, junto a una ventana que dejaba entrar toda esa brisa fresca de las tardes villacuranas.
Las cortinas revoloteaban y él entretenido, contando cosas de su infancia, yo recostada a sus pies. Me parece que era unas de las pocas veces que descansaban mis ojos con tanta paz, esa que muchas veces se siente solo en la presencia de un padre. Y contaba él vivencias de cómo le hacía compras a su madre con dos centavos, o de su travesía de valencia a Maracay a pie en 1917, de cómo se acomodó viviendo en Las Delicias en Maracay y otras más que otro día les relataré por aquí.
Al poco tiempo me encontraba en un avión rumbo a Europa, donde solamente me permitían un peso limitado en el equipaje, pero no me pesaron el que llevaba de historias grabadas en mi corazón y en mi pensamiento las que me ayudaron a alentarme en aquella tierra maravillosa pero desconocida.
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