martes, 17 de febrero de 2015

PIROPEAR ES UN ARTE


                   
  Por Oscar Carrasquel
Villa de Cura, estado Aragua


En las décadas de los años 50 y 60
anduvo recorriendo las calles de La Villa
un popular personaje de la comarca 
que adquirió toda su vida –ignoro el motivo- 
el remoquete de “Saldiguera”.

Por muchos años lo vimos  a bordo de una envejecida
Bicicleta marca “Raleih”,  ring 24; 
vestía siempre ropa aplanchada y alpargatas de zuela.

Alto, flaco, blanco, ya calvo, de ojos azulosos
y ensombrerado.

Yo, por lo menos, nunca lo observé trabajando, ni demandando un 
puesto fijo u ocasional,
pero tampoco lo vi acomodado en un botiquín tomando tragos de licor,
ni faltando el respeto a alguna  persona y menos a una dama.

En las tardes de sopor veranero estacionaba su vehículo de dos ruedas en una esquina, después de haberla pedaleado bastante.
Se acomodaba sobre el asiento de su bicicleta,
colocaba una pierna encima del tubo, como si fuera una carabina,
y comenzaba a piropear a cuanta fémina pasaba por su frente.

Alguna de ellas le respondía con hilaridad y poco le importaba
que lo calificaran de “catire malasangroso”. 

Como el imaginario enamorado era muy selecto,
claro, alguna mujer de inconmovible sonrisa se le prendía de 
lo más profundo del alma.

Y en su inocencia la seleccionaba como su “novia”, sin declaración.
a la cual le obsequiaba algunos regalos tontos,
y hasta le mandaba en papelitos, versos machucados en forma de coplas.

 “Enamorarse sólo, tiene mejor provecho, porque a uno 
no lo  tumba nadie”,

Era la consigna y mamadera de gallo entre amigos del viejo galán.
El  hombre dejó a muchas jóvenes villacuranas 
de la época innumerables anécdotas y una estela
de cuentos que arrancaba carcajadas a propios y
extraños.

O e C   febrero 2015



Sitio web de la imagen: http://paraelandroid.com/aplicacion-para-el-android-piropos/749/



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