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miércoles, 16 de octubre de 2019

ASÍ FUÉ EL "HASTA LUEGO" DEL PROF. ORLANDO


                                       "Creo en la resurrección de los muertos y la vida eterna. Amén"
                                                              (Del CREDO)

Debía este escrito a los amigos, vecinos, familiares e instituciones que supieron brindar a  mi  hijo y a mí un apoyo incondicional en circuntancia tan dolorosa.  Creíamos que no teníamos familiares en Villa de Cura, por aquello de la consanguinidad, pero los villacuranos nos demostraron lo contrario.


Con la mente aun aturdida y el corazón desolado, sintiendo como que me falta un pedazo de mí misma, quiero compartir con ustedes, quienes estuvieron con nosotros "al pie del cañón", cómo fue su partida.


Orlando estaba en el UCE que es la unidad de cuidados especiales para pacientes en estado crítico con la que cuenta el Hospital de Villa de Cura.  Licenciados en enfermería especialistas en esta área son los que se mantienen por turno las 24 horas del día/noche dedicados al cuidado constante de los pacientes allí recluidos.  En esta sala estaban primero Orlando y una amiga de la calle Páez que, gracias a Dios, vio solventado su problema de salud y fue dada de alta.  Su cama la ocupó posteriormente un abuelita con un grave problema de desnutrición producido por que la misma se negó a comer debid a la tristeza que le produjo el que de sus once hijos, diez se vieran en la necesidad de radicarse en Ecuador.  Ella falleció cinco dias antes que Orlando.


Los días que Orlando estuvo en sala "normal" me mantuve a su lado día y noche, cuando fue pasado al UCE una enfermera me dijo:


-Abuela, le recomiendo que vaya en las noches a descansar a su casa.  Si Dios se lo va a levantar lo hará esté usted o no esté. Si Dios se lo va a llevar lo hará esté usted o no esté y debe cuidarse, pues tiene un hijo que depende de usted.

 
A partir de ese momento, a eso de las 6:30 p.m. me iba a casa con mi hijo y retornaba al hospital a la mañana siguiente entre 6/7 a.m.   Llegaba con el temor que me dijeran que Orlando se había ido a medianoche o a la madrugada. Gracias a Dios, esto nunca sucedió.
El día 7, a una semana exacta de haber cumplido 55 años, yo estuve con él en el UCE gran parte del día, aprvechando que hacía guardia una licenciada que me permitía estar con él mucho más tiempo que los otros enfermeros.  Ese día le hablé, recé con él el Padrenuestro, el Credo, el Ave María, la Salve. 


La enfermera me dijo que estaba bastante delicado.  Luchaba con una neumonía y con la tensión que se le bajaba cada vez mas.  Le estaban tratando esto último con Dipirona pero no se le veía resultado.La tensión la tenía en 7/4.  Ella me preguntó si tenía listo donde enterrarlo, porque estaba muy mal.  Yo seguía esperando un milagro, creía firmemente que Dios me lo levantaría de allí en pocos días, sano.


Le canté sus dos canciones favoritas, ambas de Simón Diaz: "El Niño Jesús Llanero" y "El alcaraván". Él no se podía mover, no podía mover ni un dedo, pero yo sabía que me escuchaba, por el episodio que les conté la vez pasada sobre la sonda.  Iba apenas por el "... se asustan las muchachas por el beso del morichal..." cuando la enfermera me interrumpió repentinamente:


- Señora ¿Puede esperar un momento afuera?

 
Y llamó al médico de inmediato. Pensé: "Ay, Dios mío, se me está yendo"


Salí. El médico llegó y entró al UCE.  A los pocos minutos salió y me preguntó:


- Señora...¿usted está sola?

 
Esta pregunta confirmó mis temores. Le respondí.


- Sí... ¿Se está yendo?

 
El doctor asintió.  Yo lloraba en silencio, pero traté de mantener el mayor aplomo posible y le solicité:


- Por favor, doctor, déjeme entrar para estar con él en este momento.

 
Se me quedó mirando como sopesando mi actitud o quizá preguntándose si yo perdería el control o no. Luego me dijo.


- Bueno, pase para que se despida de él.

 
Entré, todavía con vida, pero pálido, la mirada fija. El monitor seguía mostrando una tensión que se venía abajo con números cada vez menores.Tomé su mano entre las mías y le dije:


- Papi, este es un momento muy duro para todos. Todos vamos a pasar por él, pero a tí te tocó primero. Vete tranquilo, sin temor, que vas a las manos de Dios y esas son las mejores manos. En la Biblia dice "El amor cubrira multitud de pecados".  Tú le diste mucho a mor a tu hijo, a mí, a tus alumnos, a mucha gente. Hiciste muchas cosas con amor, estoy segura que Dios va a tomar mucho eso en cuenta cuando vaya a juzgar tus fallos. No te preocupes por Luis Felipe o por mí, vamos a estar bien. Él me va a apoyar a mí, yo lo voy a apoyar a él, y tenemos amigos que nos apoyaràn a ambos. Te amamos mucho. 

 
Luego le recité el Salmo 23, me pareció muy apropiado que lo escuchara porque tiene esa parte que dice "Aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno porque tú estarás conmigo" y concluye con "Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida y en la casa de Dios moraré por largos días"

 
Al concluir el salmo su tensión llegó a cero.  Había partido.


Cuando el médico me extendió el certificado de defunción le agradecí el que me hubierse  permitido estar con él en esos últimos minutos.  Me dijo:
- Señora, eso yo no se lo permito a nadie.

 
Como dije antes, hasta el último momento pedi, quise y esperé un milagro.  Dios no me concedió el que yo pedí, pero hubo muchos milagros a mi alrededor que reconozco y agradezco. El milagro de un amor demostrado en  una solidaridad descomunal que recibimos del pueblo villacurano, de instituciones, vecinos, amigos, de personas que no conocíamos... el que su momento de partida no me encontró lejos, preguntando precio en una farmacia, llevando exámen es a un laboratorio, lavando sábans o descansando en casa...el que un médico que "no le permitía eso a nadie" aceptara que yo me pudiera despedir de él...


Esos fueron milagros. De ese Padre amoroso a quien llegaron las oraciones de tanta gente que nos acompañó desde las distintas iglesias, cristianas, evangélicas, católicas.
Esos minutos fueron de despedida pero no fueron de adios, fueron de un hasta luego, porque creemos en la resurrecciòn y la vida eterna, sin embargo duele mucho la ausencia que no se sabe cuanto durará.


Reitero mi gratitud a todos los villacuranos de nacimiento o de adopción (como yo) que han apoyado y siguen apoyando a mi hijo y a mí. Dios les bendiga a todos.
Quisiera mencionar de manera especial a solo algunos entre tantos, pidiendo disculpas anticipadas por la fragilidad de mi memoria que muchas veces no registra el nombre sino solo el rostro, quiero agradecer mucho, mucho, mucho, a


Aba Bell Boullón, su mamá, su esposo, su hermana, toda su familia, mis comadres Flor y Rosana Hernandez Pasquier en cuya casa vivió Luis los días que yo viví en el hospital, a su tía y sus primas, el poeta Oscar Carrasquel, los representantes de compañeros de estudio de mi hijo que me conocen como "la mamá de Luis Felipe" y que para mí son "el papá de Francisco, la mamá de Francisco, el abuelo de Francisco, la abuela de Francisco, la mamá de Roselys, la mamá de Yessica, la mamá de Silvano,  la mamá de Ginés, la mamá de Manuel, la mamá de Fabián, la mamá de Yenirée", la familia Requena,mi hermana Nina, mi sobrina Nina Raquel, mi sobrina Merary (en Chile) y mis sobrinos-nietos Yeiber y Helchers "Pollito" (Desde Bolivia), los Lics. Marcos Leal y Thaimí Izzo, nuestra queridísima gente de radio Arnaldo García, Prof. Jhonny Hernandez Calvo, su hija, su esposa, su hermano Marlon, la Prof. María Rosa Gonzalez, Alexis Guevara Pérez, Yahaira Baez, Italo Zapata, Margarita Delgado,  las emisoras Élite, Artesana, Kristal, Alpha, Villa  y todas las que se sumaron a brindarnos apoyo, el personal de vigilancia del hospital, los porteros que permitìan a Luis Felipe pasar sin ver el reloj, Inocencio "Chencho" Adames, Luis Nuñez, Carla Paraco, los CLAPS I, II, y III de Las Mercedes, los concejos comunales de Brisas de Las Mercedes y Santa Eduvigis, Marina, Dulce, Miletzi, Dayana, Evelin Paraco, Julia Ceballos "La Chunga", la Sra. Pastora, la Sra. Margot, Sorma, la familia Mendez (Milagros, Yéxica, Hortensia y todas las demás), los hijos del Prof. de Física del liceo Alberto Smith fallecido hace pocos meses (perdí contacto con ellos cuando me robaron el celular), el Prof. Joel Navarro y su esposa, el Padre Alexis, todos los Servidores de la Iglesia Las Mercedes, el Padre Salvador Rodrigo, el 5to Año "U" de Niños Cantores, el Prof. Lorenzo, Cristina, el doctor que me permitió despedirme de Orlando, los enfermeros de guardia del UCE, el Lic. de enfermería de apellido Caracas quien me colocaba una silla en área no permitida para que descansara, las enfermeras y licencidad@s de enfermería de Medicina General, la Sra. Cirila y su hijo”Llito”,
el vecino a quien correspondió vestir a Orlando en la funeraria y que me fue de gran apoyo ayudándome a solventar situaciones allí. Todos los hermanos de las iglesias cristianas que tomaron de su tiempo para pasar por el hospital a orar por Orlando y darnos palabra de consuelo. A Norys, Yelitza. Otra vez la comadre Flor quien me ayudaba a bañar a Orlando y darle la vuelta tratando de que no le salieran escaras. La intensivista del ambulatorio de Francisco de Miran II,  la familia Requena, el señor de los teléfonos públicos frente al hospital que me permitía pasar mensajes de texto gratis a partir del momento en que me robaron el celular, Lilian Lombano, Dalia Rodriguez, la familia Torrealba –Limongi (Cheli, Milagro, la China), el Dr. de Barrio Adentro del sector Santa Eduvigis, la gente bella del Cortijo: cecilio, Ángel, Analía, el Club de Leones, la Sra. Ligia, la Dra. María Savo de Fantasía,  la Dra. Luz Venecia Tejada y su esposo el Lic. Gustavo Gutierrez, Lisbeth, Argenis Diaz, la carnicería del toldo azul que hace esquina en Av. Lisandro Hernandez cruce con calle Dr. Morales, Carmencita Muñoz de Gonzalez, la Prof. María Morales directora de la escuela Arístides Rojas, Primi, la comunidad de la Prisco Pérez, Gelson, el papá del Coplerito de Puerto Miranda,  el poeta Elio Martinez, Bergeny (Poetisa Azabache), Pablo Cabrera, Junior Calle 1, Miriam Mireles, el papá de Elianny, Alvis Junior y familia, la Prof. Lucía Diaz y su amiga maestra, el Prof. gabriel Sumoza y su esposa Yusmi, Saul Albano Nicolai, Maigualida Albano Nicolai, Miriam Mireles, Danny Rodriguez, Belinda Adames e hija, Elsa Pilato, Diamora de Pilato, Neudy, Iraima Fermín. La Prof. del Ministerio que trabaja también en Danzas Caribay y que se esforzó en darnos apoyo.


Aún tengo el pensamiento obnubilado y la mente aturdida, faltan muchos nombres, no tengo internet, iré agregándolos en la medida en que me sea posible, hubo muchísima gente que me dio la mano y no quisieron ni que supiera quienes eran.  Dios sabe y recompensará a cada uno. De parte de mi hijo y mío propio un gran GRACIAS y deseo que Dios les provea de todo lo que requieran a nivel espiritual, material y física y derrame muchas bendiciones sobre sus vidas




En esta casa del final de la calle Jaime Bosch, cerca de la Manga de Coleo
de Las Mercedes se están realizando los rezos por el eterno descanso de su alma.
Todas las tardes a las 5:00 p.m.
Este viernes 18 será el último rezo. Se harán dos rosarios en la casa que habitaba,
final de la calle Principal del sector Santa Eduvigis cruce con calle 11.
El tercer rosario será nuevamente en casa de la Sra. Pastora.

1 comentario:

  1. Dios conceda eterno descanso a su alma ...a Ud. profe. y a Luis Felipe, mis mas sentidas palabras de condolencia..mucha fortaleza y fuerza espiritual para seguir adelante ...se les recuerda siempre, un abrazo

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