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viernes, 16 de febrero de 2018

RODOLFO VALDIVIA: SUBLIME ESENCIA DE TRABAJO Y DEVOCIÓN


Por: Javier Herrera



Siempre amigable y sonriente, nunca impaciente; afanado mas no afanoso, de pausado caminar y saludo jovial a todo aquel que se cruce en su diario trajinar por las calles de Villa de Cura, sean estos peatones o conductores en esta urbe de hoy convertida en inusitada referencia de caos y anarquía. Ese es Ángel Rodolfo Valdivia MartÏnez – de vínculos familiares peruanos pero nacido en esta porción de los prominentes Valles de Aragua en el añorado antaño-, quien cuenta con 58 años de edad y reside en la comunidad de Aragüita; sempiterno trabajador de la Alcaldía del municipio Ezequiel Zamora de esta entidad.

Inicia su jornada ataviado con su singular uniforme rojo (distintivo del oficialista partido que regenta desde hace más de 15 años los destinos de esta jurisdicción enclavada en la región central del país conocida como “La Puerta del Llano”) acompañado de sus inseparables herramientas de faena: su pala, su cepillo y su peculiar carrito donde recoge los desechos que arrojan los desprevenidos e inconscientes “ciudadanos” en las aceras, calles y plazas de la localidad.

 Sin embargo, no por ello en su cotidiano andar deja de mostrar su bonachona presencia y su inagotable sonrisa, aún como está desde hace algún tiempo afectado de una hernia discal que no frena su afán. Este llevadero trabajo por el que nunca se le ve proferir desagrado, desánimo, queja o reclamo lo ejecuta desde tempranas horas de la mañana, incluso hasta llegada la noche, atravesando en su arduo itinerario desde las inmediaciones de su casa , pasando por el centro, la plaza Miranda, la Bolívar y hasta pasado el hospital Rangel, en un meritorio apego a la disciplina en su oficio como obrero “no calificado” desafiando el inclemente sol o la pertinaz lluvia, aunado a condiciones laborales no muy halagadoras en cuanto a su salario y beneficios.

Eso sí, es innegable que no desaprovecha una parte de su quehacer en entablar una amena conversación con los parroquianos que se topa a su paso y entre chanzas, jolgorios e incluso mensajes para que sirva de emisor ante las autoridades de turno por las ingentes necesidades no satisfechas en esta cálida tierra venezolana, rebosada de historia y distinguida por su fecundo legado como la “Atenas de Aragua”, aunque padezca hoy con tristeza los sinsabores del olvido y el desorden urbanístico.


Por cuanto la mística y constancia de Rodolfo (quien está de vacaciones pero igualito trabaja) conjugada con su extraordinaria calidad humana que se expresa no solo en su función de aseador, sino en su espíritu revestido de nobleza y solidaridad tal cual criatura bendecida y protegida de Dios, es digno de destacar que determinadas personas, entre vecinos, comerciantes e instituciones lo reconocen como tal, razón por la cual le ofrecen propinas o una especie de retribución por su consecuente y tesonera labor. Este presente puede ser: ropa, un jugo, una merienda o incluso una comida, ante cuyo gesto nuestro emblemático personaje responde con total agradecimiento. Fue notorio por ejemplo, que la Dra. Mary Cruz de Mangione, en sus funciones de Primera Dama municipal se caracterizó por ser una persona muy colaboradora y solidaria con él.

Tan es así la estimación recibida por quien tributamos este modesto escrito que voy a relatar una reciente anécdota vivida como testimonio de la significación de Rodolfo en su entorno, esto con el propósito de afianzar lo referido en los párrafos anteriores: 

Hace pocas semanas, y en ocasión del cambio de gobierno local que asumiera su casi tocayo, el Sr. Rodulfo Pérez, y por la expectativa que todo inicio de una gestión implica, un representativo comerciante del casco central de la ciudad, inducido por los comentarios a favor y en contra del recién instaurado Burgomaestre zamorano , además de la situación delicada que se vive en la zona expresó de manera vehemente ante su clientela que abarrotaba el recinto: “ Si yo algún día llegara a ser Alcalde, al único que dejaría en su puesto en esa v… sería al gordito Valdivia que es el que realmente trabaja de verdad. A los demás los botaría a todos para el c… “.
(Cada quien habrá de juzgar la naturaleza y el sentido de esta lacónica sentencia)

Aclaro que hoy en día ya nuestro amigo Rodolfo no es tan gordito; él, al igual que muchos venezolanos, encarna el drama social que sufre la República en los últimos años; sin embargo, esto no hace mella en su carácter ni en su personalidad, ni mucho menos en su disposición para el trabajo. Sigue manteniendo su don de gente, su afabilidad y por supuesto su natural agrado por el buen comer, a lo cual hay que agregar su asistencia a fiestas en su barrio y el acompañamiento en el pesar a los deudos en los velorios que normalmente frecuenta.

Pero la grandeza de quien encabeza esta semblanza que hoy publicamos para la valoración de esta acreditada comunidad steemiana no se queda solo en el ámbito laboral de su vida, pues este hombre- de tez morena y baja estatura, pero con enorme fibra sentimental- a pesar de su humildad y revelada condición de dificultad de aprendizaje en el sistema escolar ordinario, evidencia otra interesante faceta que por su realzada notoriedad debe ser conocida y apreciada ya que se enmarca en una trascendente dimensión como lo es el plano espiritual, esto independientemente del credo de cada amable lector.

Es el caso que Rodolfo Valdivia, quien empezó por ser monaguillo, desde pequeño es un asiduo y tradicional devoto de la Sociedad Religiosa "El Señor de los Milagros” que honra la excelsa imagen de Jesucristo ubicada tras el Altar Mayor del Santuario de las Nazarenas en Perú, venerada en Lima donde dicha festividad se constituye en la principal celebración católica de esa nación sureña.

Este seguimiento religioso se conmemora a su vez en diversas partes del mundo como es el caso de Venezuela y en particular en Villa de Cura, donde se fundó la Cofradía de feligreses desde hace bastante tiempo en reverencia a la sagrada figura del Cristo Milagroso. Por eso vemos a Rodolfo cada mes de noviembre portando solemnemente , con su violeta indumentaria e insignias en su pecho, el estandarte de la Sociedad o cargando la efigie del Santo Redentor de la Humanidad.



En idéntica magnitud de fervor se inscribe su tradicional participación como Peregrino en el centenario encuentro misionero que congrega a visitantes y lugareños en la visita anual a la Gruta de Nuestra Señora de Lourdes aquí en La Villa de San Luis Rey cada inicio de año.
Esta vez es de blanca inmaculada su vestimenta, con prendas en su pecho de la consagrada como Madre de Dios pero con el mismo impulso de fidelidad que comparte con el evento que describimos del acervo cultural y religioso de la Colonia peruana así como su infaltable participación en las renombradas procesiones de Semana Santa (especialmente la del Santo Sepulcro).

Todas y cada una de las devociones alojadas en su corazón tienen la misma similitud en cuanto a su significación, en su mundo interior es la creencia en la divinidad que prodiga dones y bendiciones a todo al que la siga con majestad y autenticidad. Por eso pertenece a varias sociedades religiosas como la advocación de la Virgen de Coromoto, patrona espiritual de Venezuela.


Otro rasgo de no menor importancia en su modo de pensar y actuar es la estima y respeto que Rodolfo infunde en su seno familiar. Con orgullo esgrime que sus hermanos mayores Vidal y Alfredo fueron excelentes jugadores y eminentes propulsores de la siembra del futbol en el municipio, tanto en La Villa como en la vecina parroquia de San Francisco de AsÍs. Y en efecto, esto fue tal y como él lo vocifera , durante la década de los 70 y 80, ya que quien escribe fue vecino de ellos en la contigua población señalada. Por cierto que la desaparición física de Vidal y de su sobrino Vidalito lo envolvió sensiblemente en profundo pesar

Rodolfo Valdivia, quizá un personaje no tan famoso como los que enaltecen a este ilustre terruño de poetas, cultores e intelectuales , escenario histórico colmado de relatos y episodios gloriosos e insignes en las guerras de Independencia y Federación; donde al nombrarse por ejemplo al Gral. Ezequiel Zamora se asocia con Villa de Cura ( de hecho, es el epónimo del municipio) y en el campo de la cultura se menciona a Rafael Bolívar Coronado; también se proclama con justificada emotividad por haber sido la cuna de ministros, deportistas, de artistas como los galardonados “Niños Cantores”, embajadores nuestros en el mundo; sin dejar de mencionar por supuesto la próspera industria talabartera y artesanal. Cada relevante sector o figura representativa del gentilicio villacurano ha dado brillo y esplendor al territorio que dibuja esta patria chica

No obstante, “el muchacho” bonachón de siempre, ese que refleja la idiosincrasia autóctona, el que recoge la basura “de sol a sol” , el que va siempre al frente en las procesiones, simboliza sin mezquindad alguna la esencia de grandiosidad frente a los antivalores incubados en la sociedad contemporánea: odio, violencia, egoísmo, irrespeto, desunión, descortesía, deshonestidad, pereza, envidia, desidia, indolencia, vileza, usura, tracalerismo, entre muchos otros.

Este popular vecino solidario por demás, tiene dos hijos y un considerable número de sobrinos motivado a constituir una familia de ocho hermanos a quienes brinda afecto con la intensidad de un buen padre y un noble tio.
Esta es la historia de su sublime y dedicada vida en medio de un convulsionado conglomerado humano en el que no solo somos víctima de la inseguridad, de la carestía, de la desidia de un Estado “Humanista y Revolucionario”, sino donde por ejemplo emerge una despreciable casta social: los denominados “Bachaqueros” que agrede y especula al propio pueblo.

Mientras tanto, el amigo Rodolfo Valdivia trabaja honestamente y hace el bien a su paso; ayuda a los vecinos, gestiona medicinas a gente necesitada y está muy pendiente de sus compañeros de trabajo, especialmente los de su cuadrilla, para que les lleguen reivindicaciones oportunas de la Alcaldía como es el caso de la bolsa de comida.

Como ofrenda para lo genuino de su ser y por la virtud de su trabajo y devoción espiritual le dejamos estampadas al final de estas líneas el mesiánico mensaje de salvación: “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos” y "Bienaventurados los de corazón limpio porque ellos verán a Dios” . Mateo: 5 (3,8)

¡Honor a quien honor merece…!



Fotos: Williams Saldeño con su celular Blu

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