Johnny Hernández Calvo
johercal@hotmail.com
La tradición historiográfica villacurana –no con poco esfuerzo de propios y extraños-, ha permanecido hasta ahora dominada por la concepción de historia tradicional.
Con este enunciado apunto en dirección de esa concepción de la historia que persiste reclinada en el tiempo breve, o de corta duración, centrados sus despliegues en el hecho humano individual, bien que se exprese a través de la biografía (incluida la matizada de requiebros), la genealogía, episodios de la cotidianidad, etc., ajena a sustancia de método, noción de estructura y tiempo histórico, así como a criterio de totalidad.
Trátase de lo que François Semian motejó de historia del <<acontecimiento>>, como bien precisa Braudel para distinguirla del tiempo de larga duración: “(…) el tiempo por excelencia del cronista, del periodista (…) tiempo corto de todas las formas de la vida económica, social, etc.” 1
¿Qué hemos tenido, entonces, todavía hoy, por historia local? En rigor, sin derroche de falsa sinceridad, diría que una larga cadena de episodios difundidos desde las alturas de autoridad intelectual, suerte de <<novedades sonoras>> con aroma de Siglo XVI, que, si bien pudieran lucir llamativas, no es menos cierto que de tanto vacío de corroboración y examen de exactitud, a más de las automáticas repetidas, año en año, cual drama litúrgico, han devenido en “verdades inmutables”, enjaretadas a remache ardiente en el imaginario colectivo. Es lo tenido, en mí privativo ver. ¿Posible es superar este estancamiento de los estudios históricos locales? Si lo creyese imposible no estaría aquí, cavilando en torno al problema.
Advierto que no traducen estas consideraciones críticas, en manera alguna, la intención de descalificar, abierta ni soterradamente, la crónica de corte histórico. Lejos está de mis miras tal desatino. Por ello exhorto a que evitemos adelantar conclusiones apenas provistas de los datos aparentes que pudieran recoger nuestros imperfectos sentidos.
Marchar inmediatamente en procura de una explicación capaz de allanarnos el camino para comprender cuán aventurada resulta la pretensión de que Villa de Cura haya quedado fundada antes de haber iniciado en firme su proceso de fundación, es el propósito. No faltará quien diga que así expresado luce un sinsentido. Pues, no osaría quitarle razón porque de hecho lo es. Sobre todo por efecto, entre otras cosas, de aquella concepción de la historia del acontecimiento arriba apenas delineada. Pero, entremos de lleno en materia.
La página electrónica identificada con el nombre “DESDE VILLA DE CURA”, entre cuyos administradores cuenta nuestra dilecta amiga, la señora María de Fuenmayor, reprodujo un artículo cuya autoría es atribuida a nuestro estimado Ex-cronista, Oldman Botello, bajo el título “LA VILLA CUMPLE 298 AÑOS”, fechado el 25 de mayo de 2015. Cito textualmente un segmento de él:
“Lo cierto es que 6 de marzo de 1717 el abuelo del futuro Libertador, don Juan de Bolívar y Martínez de Villegas solicitó autorización al gobernador de la Provincia de Caracas, don Marcos Francisco de Betancourt y Castro para fundar una villa de españoles a su costa, con treinta vecinos de acuerdo a las leyes –al final le entregó parcelas y animales a 60 vecinos fundadores- y se dio por aprobada el 19 de julio del mismo año 1717 por lo que la ciudad ya era una realidad”.
Conozco la fuente primaria de la cual fueron extraídos los datos en referencia. Yace inserta en voluminoso expediente que puede ser localizado en el Archivo General de la Nación (A.G.N.), Secc. Traslados. Año 1717-1739. fo. 1 y Vto. Han transcurrido varios años, por cierto, desde que hice su transcripción en uno de mis cuadernos de notas.
Es deber dejar bien sentado que el segmento conforme con el cual “(…) se dio por aprobada el 19 de julio del mismo año 1717 por lo que la ciudad ya era una realidad”, es inexistente en el texto original del testimonio escrito antiguo. Trátase, a decir verdad -histórica en todo caso-, de una interpretación innecesaria e inexplicablemente errada del articulista, si se refiere, como efectivamente es, a la fundación de Villa de San Luis.
El documento aludido, con data del “19 de julio del mismo año”, también me es familiar. Lo he tenido en mis manos. Pasado por vista. Transcrito y por mí examinado paciente y detalladamente. Fue otorgado en la Ciudad de Santiago de León de Caracas por ante el Escribano público, Joseph de la Torre. Lo hizo el propio Gobernador don Marcos Vetancurt. Así, exactamente, con esta grafía, su rúbrica estampada aparece al pie de dicha pieza testimonial oficial.
¿Qué dijo exactamente el mencionado Señor Gobernador? Reproduzco el segmento que responde directa e inequívocamente a la interrogante formulada: “(…) dijo que en nombre del Rey que Dios guarde admitía y admitió el ofrecimiento que hace el dicho Juan de Bolívar Villegas (…).2
Nada aquí posee fuerza siquiera para sugerir o despertar la más leve sospecha sobre la existencia de ciudad, mucho menos que la fundación de la nueva “Villa de españoles” fuese hecho consumado: "(...) admitía y admitió el ofrecimiento que hace el dicho Juan de Bolívar Villegas (…).
Es evidente que el documento testigo revela, con derroche de precisión, la aceptación formal de la capitulación o acuerdo entre las partes. La fundación, a estas alturas, como pude ser visto, no era más que un proyecto, una aspiración, un compromiso, una realización por concretar, una idea que bullía en la mente del solicitante o peticionario. Lo he dicho antes, con profunda convicción, donde quiera que haya sido invitado, y no me incomoda reiterarlo, con respaldo documental, cada vez que tengo ocasión.
No obstante, las cosas no quedan hasta aquí. Un testigo de época, digno de bien ganada credibilidad, El Obispo Mariano Martí, en su visita pastoral a Villa de Cura (1780), dejó registrado en su libro personal que esta villa se comenzó a fundar en 1717, pero los libros se iniciaron al año siguiente.3 No nos noticia el ilustre prelado que háyase fundado Villa de Cura el supradicho año.
¿Por qué ejercitarnos a ultranza en el arte de convertir lo complejo en simpleza? La fundación de pueblos, villas y ciudades en la América Hispánica no fue cosa de anchura episódica. De ahí que resulte de ningún provecho para la comprensión histórica concederle tal carácter; pues, al hacerlo, terminamos abriendo las compuertas de la arraigada y generalizada tendencia a sobrevalorar artificiosamente un hecho en desmedro de otro de mayor trascendencia. Su estudio, en concepto de hecho-problema de investigación histórica, debe ser abordado no sin dejar de considerar sus singularidades, a la luz de la noción de proceso y criterio de totalidad.
NOTAS Y REFERENCIAS
(1) Disponible en línea Tiempo histórico. Artículo de la Enciclopedia. enciclopedia.us.es/index.php/Tiempo_histórico Consultado 11sept2016.
(2) Archivo Arquidiocesano de Caracas (A.A.C.). Auto del Gobernador de Caracas concediendo licencia para la fundación de la Villa de San Luis con reserva de jurisdicción y la aprobación de Su Majestad. Libro de Estado y Gobierno de la Iglesia de la Villa de San Luis de Cura. Año 1765. fo. 1.
(3) Véase VILA, Marco Aurelio: Antecedentes Coloniales de Centros Poblados de Venezuela. Caracas, U.C.V., 1978. p. 320.
Sitio web de la imagen: http://es.weather-forecast.com/locations/Villa-de-Cura
Excelente y bien fundada exposición sobre el tema de la prematura celebración de los 300 años de la "fundación" de Villa de Cura.
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