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viernes, 13 de marzo de 2015

TODO TIENE UN POR QUÉ





Por: María Marbelly Guasquez de Pereira
CIV.-8.821.026
Villa de Cura, estado Aragua

      Viene a mi memoria un tiempo pasado, hace más de 20 años, cuando vivía en Portugal con mi esposo y mis hijos.   Aún no conocía ese idioma.  Recuerdo que cuando mi esposo se iba al trabajo me quedaba mirando por la ventana hacia un prado donde había muchas flores amarillas.  En esa época me preguntaba cosas como “¿Por qué estoy acá?” “¿Tendrá alguna utilidad para mi futuro esto que estoy viviendo?”   En esa época no le veía sentido a todo eso.

     También recuerdo otro momento de mi estadía en aquel país: cuando en pleno invierno llevaba a mis hijos a la escuela y cómo, en medio de la densa niebla, mis ojos apenas los vislumbraban a ellos ya que todo alrededor era blanco.

     Y estos dos recuerdos que han venido a mi memoria los quise compartir con ustedes por lo siguiente: después de un tiempo en ese país logré aprender el idioma.  Después regresé a Venezuela.  Soy cristiana y hace unas noches fui a Maracay ya que había venido un apóstol de Brasil y debía dar una conferencia sobre Dios a mucha gente y él no sabía castellano, así que pidieron mi colaboración para que  le sirviera como traductora.  Cuando estando a su lado tuve el micrófono en la mano y pude  lograr que su mensaje llegara a todos traduciéndolo a  nuestro idioma fue que tuve respuesta a las preguntas que me había hecho en aquellos años.  Supe qué utilidad tenía no solo para mí sino para muchos otros el que yo hubiera visitado aquella remota tierra y aprendido otra lengua.

     Creo que a todos en algún momento de nuestra vida nos han llegado esas dudas a la mente.  A veces vivimos cosas que nos parecen inútiles pero en lugar de hacernos preguntas que no podemos responder, sólo confiemos en Dios, ya que llegará un momento en el futuro en qué sabremos el por qué El permitió esa situación. Sólo…soltémonos en manos de Dios ya que 

“…sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito  son llamados. “
Rom. 8:28






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