Páginas

viernes, 5 de septiembre de 2014

ANTI-PROYECTO



Por: Ingrid Chicote
Villa de Cura, estado Aragua

Me pregunto cómo puede proyectarse la vida y sus circunstancias si la vida es lo más incierto que existe. Pienso que la vida se hace de retazos, de momentos, de afectos y de historias que se van tejiendo entre sí, como cuando se hace una sábana con pedacitos de tela, como las que hacían las abuelas pero que ahora le cambiaron el nombre y le dicen PATCHWORTH. No me imagino a mi tía Paula diciendo que estaba haciendo una sábana de retazos así: “Estoy haciendo patchworth”. Como siempre los gringos metiéndose hasta en la cama. Por lo tanto yo nunca he tenido un proyecto a realizar, de una forma consolidada, estructurada como la gente que dice, que tiene a sus hijos y van a la escuela, luego al liceo, luego a la universidad, se gradúan y buscan trabajo. Luego adquieren casa, carros, se casan y tienen hijos que a su vez repetirán la historia en serie, familia digna del capitalismo. Así nos enseñaron a pensar los burgueses. Nos dijeron que eso era el “deber ser”.

Nunca seré ciudadana en serie. Never jamás…

La vida es más que un proyecto a largo o corto plazo. Es más que un proyecto. Es todo un anti-proyecto porque ella es dinámica, constante e inconstante, sorpresiva, atenta, agazapada, serpenteante y completamente sorpresiva.

En mi caso, como mi familia, es decir mi mamá, que había salido “de abajo”, quería que yo viviera una vida dentro de la “normalidad de la sociedad” (¡¡¡¡Guácala!!!!! ¡Por Dios madre! ¿Qué c… te pasa?). Entonces comencé a tomar mis determinaciones a muy temprana edad: así que decidí ser escritora… (C…: pa’ desahogarme de esa mamá que me tocó inicialmente, y luego pa’ protestar por cualquier cosa que considerara que debía ser protestada) Y no me importó nada más en la vida que desarrollarme en eso. “Qué te vas a morir de hambre, que esa v… no da para vivir, quién te dijo que ese era un camino adecuado, que esto, que aquello, que si los pelúos amigos tuyos, que si los locos, que qué poeta un c… de la madre, qué horror… y tan inteligente esa muchacha en vez de estudiar en la universidad. ¡Por Dios cómo se está desperdiciando!” y etcétera, etcétera, etcétera.

Y comencé a escribir y a escribir y a escribir. A través de la poesía he conocido la vida y sus matices: el amor, la muerte, la vida, la maternidad, la pasión, la decepción, la entrega, el entusiasmo, la solidaridad, la cooperación, la administración de los ingresos que entran a la casa por concepto de trabajos desarrollados en eso de “saber hacer”, la lucha combatiente, el compromiso ideológico de izquierda primero y luego con la definición de chavista, la entrega, la preocupación por los otros, la ocupación en cosas que no tienen valor comercial, la promoción de la utopía, el camino de recua en los campos, la enseñanza de las primeras letras a niños y ancianos, la filosofía de los más sencillos, el encuentro con las decisiones y nada de eso fue planificado… Y mucho más e innumerable en tan corto espacio.

Porque nos enseñaron a ver la vida como el “american dream” y resulta que nosotros no somos ni gringos ni europeos aunque muchos crean que son gringos y europeos. ¿Por qué no se sienten africanos? Es que los que llegaron aquí no llegaron africanos: llegaron esclavos… (Aunque los gringos nos hicieron tragar todas las latas de material ideológicamente trabajado para que los admiremos y hasta yo me convertí en fans de los X-Men!) Pero no somos como ellos. 

Cuando escuché por primera el Polo margariteño que decía:

“El cantar tiene sentido / el cantar tiene sentido / entendimiento y razón…
la buena pronunciación / la buena pronunciación y el instrumento al oído…

la noche me enamora más que el día / pero mi corazón nunca se sacia
es cantar LA INEFABLE POESIA / ENALTECER LA INMENSA ARISTOCRACIA…”

¡Qué aristocracia del c…! Por Dios santo… me di cuenta que esos colonizadores que vinieron pretendían además - que nosotros, los pobres, los desheredados, los pata en el suelo, negros, hediondos, gordos y más actualmente las mujeres con celulitis - les rindiéramos pleitesía y mi mamá cayendo en esa v… ¡No! ¡Qué va! mi estómago no me daba para tanto así que me fui de la casa a escribir poesía, a parir y a tener mi casita feliz con perro, gallinas, tierra y todas esas cosas que también se esfuman pero que fueron lindas.

Y así fui tratando de des-aprender todas las cosas que intentaron enseñarme. Quizás no era des-aprender, sino escuchar bien las cosas que me decían para elegir con cuál de ellas me quedaba, decidí hacerme una carrera particular en mi propia universidad: la vida que me tocó vivir. Y he encontrado maestros y maestras de todo tipo. Desde Luis “El Quemao”, un borracho de Camejo que llegaba a mi puerta a cantar cuanta canción loca se le ocurría a cambio de una arepa con mantequilla y café pero que era un tremendo poeta y en su casa encontré cuadernos llenos de poesía, hecha de fibra, corazón y perfecta ortografía hasta gente visible que hizo visible a gente que, como yo, era invisible, como por ejemplo Gustavo Pereira. Qué nota… Gustavo Pereira es pana…

A veces quisiera enumerar las personas que conozco y que gozo de su reconocimiento y amistad pero entonces dirían: “Esa tipa sí que es presumida”… Así que mejor me quedo quieta. Una de las materias obligatorias en mi universidad (la mía, la que me inventé) es la hermenéutica y la psicología social Si señor, señora… no ponga esa cara cuando lee, que las cosas no son como nos las pintan sino como nosotros las interpretamos…

También están libros prohibidos y sentenciados por el imperio, libros inadecuados para la política de la dominación porque nos emancipan y así… Por eso es que no hay proyecto de vida. La vida en sí misma se proyecta hacia el camino que uno decide transitar. Véase bien: decidir no es lo mismo que decidan por nosotros. Por eso tenía urticaria cuando me hablaban de la universidad, que es un invento social para dividir la sociedad entre los “saben” (tienen un papelito en mano que supuestamente expresa y afirma que saben algo) y los que no saben, es decir, todo ser humano que DEBÍA, en tiempo pretérito pasado y valga la redundancia, asumir lo que decían los que sabían y aunque pensaran que sonaba raro, loco, incoherente o descabellado, lo decía el tipo o la tipa con el papelito que decía licenciado, doctor, profesor, abogado, ingeniero, etc. O sea la lucha de clases que es también es la división social del trabajo.

De esta manera se afincó la lucha de clases, la desmoralización y el desconocimiento de los saberes del pueblo. Y por eso también se destapó la olla de los ninguneados ¿hasta cuándo pues? Pienso, luego digo y punto. También se enfatizó eso de que, como el conocimiento es poder, quien está en una universidad y sale de ella lo posee, en contra de quienes no tienen ese conocimiento, es decir, el malvado papelito. Me pregunto yo ¿qué es el currículo? ¿Son los conocimientos aprobados por un sistema político para hacer individuos en serie y lograr dominarnos, convencernos y enjaularnos y que gracias a ese papelito pueden entrar en el mercado de la domesticación del empleo?

Porque para ser empleado de algo tienes que demostrar, según la universidad, que sí sabes aunque no sepas un c… de los que estás haciendo y ves cómo los jefes pelan b… en sus decisiones pero ellos “sí saben” porque están “graduados”.. Jejejejejeje… Se les retorció el cerebro estudiando lo que no pueden aplicar en la práctica… Pero volviendo al tema anterior…

El conocimiento está en todas partes. Por eso uno debe ser un lector indiscriminado y un lector consciente. Debe experimentar los saberes: ser artesano, limpia-casa, enfermero, médico (la mejor doctora es la madre, que sabe exactamente cómo va a sanar desde un raspón hasta una herida de cien puntos y desde una gripe hasta una hepatitis), avestruz, buhonero, panadero, cineasta, bibliómano, que se yo... El mejor aprendizaje también está en la observación.

Imagínense un proyecto de vida:
Primero viene el ante-proyecto: el diagnóstico y el nombre del proyecto. En mi caso sería interminable el diagnóstico. Como Neruda: “Confieso que he vivido”

Luego viene el proyecto:
Tendría que elegir el tipo de proyecto que quiero hacer: si es de investigación, si es científico, si es socio-comunitario ¿Con mi vida? ¡V…! Tendría que dividirme en pedacitos para poder elegir algo de mi diagnóstico… 

¿Aplicaría el Método Científico Cartesiano? ¿El Modelo dialéctico? mucha v… para hablar de la vida de uno mismo…

Así que luego de haber vivido lo suficiente, decidí ir a la universidad. No a cualquiera por supuesto, porque las universidades tradicionales tienen un currículo insoportable para mí, donde lo último que enseñan es la realidad y cuando los estudiantes se dan cuenta que la teoría no cuadra con la realidad que viven, vienen los grandes problemas existenciales de la sociedad en cualquiera de las carreras (carreras como las de la vende-paga)… 

Así que leyendo a Alejandra Segovia, a Maury Valerio y a otras panas que trabajan en la UBV decidí experimentar ser estudiante universitaria. Y espero que mi tránsito por este lugar no sea en vano: es decir, ojalá que tenga la oportunidad de aportar. Porque no vale la pena, tener un estudiante brillante como yo (reverencias por favor, aplausos… Gracias, gracias) y dejarla sentada en un pupitre, querer que se le acomode la mente al sistema, restarle la libertad de pensar, sentir, decidir y hacer, y por último “normalizarlo” a la mejor manera de lo que expresa Michel Foucault en Vigilar y Castigar.

No creo que me dure mucho este arranque. Vamos hasta donde puedo digerir la organización institucional de lo que llaman universidad… Otro día traigo por estos lados unos trabajitos que he hecho sobre mi visión de la “universidad” en tiempos de copia.

Quisiera presumir y presumir y presumir, pero mejor pongan mi nombre en Google y conozcan mis proyectos: desde la denuncia hasta la poesía. Y muchas gracias por soportarme.

 En la parte donde expreso: "Y así fui tratando de des-aprender todas las cosas que intentaron enseñarme. Quizás no era des-aprender, sino escuchar bien las cosas que me decían para elegir con cuál de ellas me quedaba, decidí hacerme una carrera particular en mi propia universidad: la vida que me tocó vivir." Es que la historia de la Medicina Tradicional China merece un capítulo aparte. No se trata de la Universidad sino de una práctica de vida... Es otra cosa, obedece a otra lógica para mi. La MTCH es la esperanza en lo concreto y en lo etéreo, es mi día a día, una ventana a una lógica diferente, una lógica donde se practican todos los valores socialistas: desde el trueque hasta la solidaridad. El respeto, el amor, la constancia, la fe, la reconcialiación con esa otra parte del ser humano que a veces sólo necesita un abrazo. Para mi es la práctica más amorosa que hago día a día. Para esto habría que hablar sólo del doctor Jesus Velazquez con sus silencios y su delicadeza, el respeto hacia cada particularidad, la paciencia... La medicina tradicional china es una herramienta poderosa para la vida. Entre lo privado y lo social, ella, para mí significa una labor diaria de respeto y amor hacia la humanidad.

Sitio web de la imagen: http://blog.dharmacon.net/tips/hab-blandas/infalibles-destruir-motivacion-equipo-proyecto/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu participación puede ayudarnos a mejorar el contenido de este blog. Esperamos tus comentarios y opiniones.