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viernes, 29 de agosto de 2014

DON LUIS MANUEL BOTELLO EL BARBERO


Por: Oscar Carrasquel
Villa de Cura, estado Aragua

Había nacido en un rincón del entonces Territorio Amazonas,
el 16 de julio de 1908
en un poblado llamado San Fernando de Atabapo.

De “ahí mismito” era Botello,
de una ribera donde se unen tres gigantescos ríos:
el Guaviare, el Atabapo y el Orinoco.
Tierra mezclada con la raza del indio Africano y Europeo.

Este hombre de pecho cabal y amante del trabajo
era hijo del comerciante barinés  Luis Manuel Botello
y de la casanareña
Sótera Rumbos.

Un día el gusanillo de la conseja
lo hizo andar más lejos.
y fue a tener a esa llanura
cruzada por esteros y palmares;
la misma de Cantaclaro.
De la mano de su padre,
navegante de ríos caudalosos a punta de canalete y palanca.

Después de grande,
vino a saber que fue presentado por su padre, siendo un infante,
en la Jefatura Civil de Caicara de Orinoco.

En los años treinta, con apenas veinte años, y residenciado en San Fernando de Apure,
fue concertado por el Doctor y General Roberto Vargas,
y se fue derechito a trabajar en su Hato “Corocito Varguero”, en tierras barinenses.

A Villa de Cura va tener
en la década del cuarenta,
con las alforjas llenas de ilusiones.
En esta población aragüeña  conoce y formaliza familia con Irma Gonzalez,
hija del comerciante villacurano
Don Arístides Gonzalez.
En esta Villa de San Luis
levanta su familia a fuerza
de sacrificio y trabajo.

Se hizo Maestro del corte
y la afeitada de pelo,
gracias a la ayuda y los consejos de don Rufo Archila,
veterano del mundo de la peluquería,
con quien se formó trabajando
juntos.

Don Luis llegó a afeitar desde políticos, ganaderos y
ricos comerciantes,
hasta obreros de la zuela y la capellada.

Su butaca de barbería la colocaba
en la acera frente a su casa en la calle Comercio,
cerca de  un frondoso
árbol de Apamate que allí existió,
siempre lo veíamos afeitando erguido como una estatua.

Poseía muchos clientes a los que
por razones especiales
afeitaba trasladándose a sus domicilios.
Por eso no era extraño
verlo repartiendo raciones de pisadas
por las soleadas calles villacuranas
subiendo y bajando aceras
con un cajoncito en la mano.

Aprendió muy bien el oficio de cortar pelo,
cada vez perfeccionando su propio estilo de arte.

Su imagen que aún conservo
intacta en la memoria,
es la de piel blanca, regular tamaño, cabellos ancianos y sonrisa  portentosa.

Yo sostuve muchas tertulias
con este Patriarca.
Siempre me sorprendía con su
saludo y conversación
cuando pasaba por la reja de la calle,
y nunca faltaba una ráfaga anecdótica en su espíritu.

Como sucede de pronto con todo fígaro,
poseía una memoria privilegiada
para contar momentos excepcionales de su vida.

Pero como nada, ni nadie,
puede Impedir los designios del destino,
el 19 de julio 1992,
cruzando los 84 años emprende el viaje definitivo.

En el diario transcurrir de la vecindad,
nos quedó el recuerdo
de un hombre que supo vivir
para la vida y la eternidad.

OeC.  Agosto 2014

Sitio web de la imagen: http://es.wikipedia.org/wiki/Navaja_de_afeitar

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