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martes, 25 de febrero de 2014
SEGUNDA PARTE DE "SEMBLANZA DEL PADRE JIMÉNEZ, FUNDADOR DE LAS PEREGRINACIONES AL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LOURDES EN VILLA DE CURA, ESTADO ARAGUA, VENEZUELA"
(Información condensada del libro “El Padre Jiménez y el Dios de los Pobres” de Antonio Gracia C.P. que nos fuera prestado por el Sr. César Martinez)
Nota: Para leer la primera parte hacer click en:http://desdevilladecura.blogspot.com/2014/02/semblanza-del-padre-jimenez-fundador-de.html
Tres meses antes de la fecha indicada, las Jardineras Regina, Petra, Concepción y Juana salen del templo parroquial con la bendición del Padre rumbo a la Sierra de Santa Rosa del Sur. Reúnen a la gente en los secaderos de café, predican, dan catecismo, rezan, hacen examen de conciencia a la gente, exhortan en la vida cristiana y cantan: Cantos de Vía Crucis, cantos a la Virgen, el Ave de Lourdes.
El 10 de febrero de 1904, antes del amanecer, reunido el primer grupo de peregrinos, hombres y mujeres, guiados por la sombra iluminadora de la cruz, comienzan su camino hacia la Gruta de Villa de Cura. Los peregrinos caminan en fila, uno tras otro, rezando el Rosario y recordando las estaciones del Vía Crucis. Pasan quebradas, atraviesan el río Guárico, toman sus refrigerios en sombras frescas, al llegar la noche y rendirles el sueño duermen en vaqueras,sobre el duro suelo.
El 11 de febrero de 1904 llega a Villa de Cura la primera peregrinación de la Sierra del Sur. El Jefe de Grupo abre paso subiendo El Calvario con la cruz al hombro. Junto a la cruz caminan las Jardineras de la Virgen. El Ave María resuena a distancia sobre el pueblo desde la bajada del Calvario. Los peregrinos se acercan a la gruta improvisada al lado derecho del templo.
El P. Jimenez, desde el púlpito de la plaza, les de la bienvenida y les indica el modo de vivir la Peregrinación como un momento de fé. Los invita a escuchar la Palabra de Dios en los sermones programados, a santificar su matrimonio por el sacramento, a bautizar a sus hijos, a hacer una buena confesión y una santa comunión bajo la mirada de la Virgen, Nuestra Señora de Lourdes.
Al terminar la Peregrinación, el Padre canta el Te Deum de acción de gracias. Su corazón llora de alegría. Es el año de 1904. El año de la Primera Peregrinación.
El 31 de mayo muere en Caracas Monseñor Uzcátegui. De él había recibido el P. Jimenez las órdenes mayores: subdiaconado, diaconado y sacerdocio. El nuevo obispo será Monseñor Juan Bautista Castro, es a este a quien el P. Jimenez solicitará autorización para inicial la Cofradía de Nuestra Señora de Lourdes: “...me dirijo a Usía Rvma. con el propósito de suplicarle humildemente que haga la erección canónica de la Cofradía de Ntra. Sra. de Lourdes y sea al mismo tiempo anexada a la Archicofradía que existe en Lourdes, Diócesis de Tarbes en Francia y con todos los privilegios y gracias correspondientes a ella...”
En 1907 fallece la Srta. Regina Rojas. Es sepultada el 1° de julio con la asistencia al sepelio de las Jardineras de la Virgen y los Peregrinos.
El 9 de febrero de 1909 llega a Villa de Cura en visita pastoral Mons. José Bautista Castro. Se informa acerca de la salud del P. Jimenez, al que las aguas del campo han creado amibas y de cuando en cuando siente malestares fuertes de estómago. También las fiebres palúdicas le postran en cama cuando menos lo piensa. Aparte de esto todo lo demás es positivo: “..el decoro y esplendor en que el actual Cura conserva la Casa de Dios...el número incontable de personas de ambos sexos que reciben los sacramentos de penitencia y comunión...también se efectúan muchísimos matrimonios...” Monseñor elogia “las peregrinaciones que se vienen haciendo a la hermosa Gruta de Lourdes”.
El P. Jimenez habla con Monseñor reiterándole la solicitud realizada hace algún tiempo de fundar la Congregación de las Hermanas Catequistas de Nuestra Señora de Lourdes. Entre las jóvenes interesadas y tras una larga y cuidadosa preparación a la vida religiosa hay un grupito de 4 ó 5 que están dispuestas a dejarlo todo y dar el paso. Monseñor, coreado por el murmullo del canto del Ave María procedente de la Gruta a la cual está llegando en ese momento la procesión de las antorchas da su respuesta afirmativa a la petición del P. Jimenez.
El P. Jimenez da la buena noticia a las Hermanas Ángel e Isabel y a las aspirantes Petra Espejo y Joaquina. Doña Bárbara y Amalia, la madre y hermana del Padre que siempre le acompañan se unen a la alegría y alborozo.
El 4 de abril de 1909 las Hnas. Ángel (Rosa Irigoyen) e Isabel conjuntamente con las aspirantes Petra Espejo y Joaquina cbren sus cabelleras con velo blanco en señal de su entrega a Jesús. Comienzan su vida religiosa bajo la coordinación inicial de Rosa Irigoyen y la tutela directa del Padre Jimenez. Viven en una humilde casita ubicada en la CalleComercio.
Transcurrido el tiempo requerido por el Derecho Canónico y una por una hincadas ante el altar visten el hábito religioso seleccionado: túnica blanca y manto igualmente blanco sobre la túnica. Un ceñidor azul que recuerda la cinta de la Virgen de Lourdes y un rosario pendiente del ceñidor. Bajo el techo humilde de su casita medio prestada pronuncian los votos religiosos las Hnas. Ma. Enriqueta de Lourdes, Bernardita de Lourdes, Isabel de Lourdes y Joaquina de Lourdes.
Más tarde se trasladarán a la “Casona”, en la esquina de Jaime Bosch, que era un Cuartel del Ejército y les fue facilitada por cien años por el General Juan Vicente Gómez. Tras la limpieza y el acomodo necesario las Hnas. logran aquí un espacio más amplio para su labor comunitaria y educativa. Posteriormente el mismo Gobierno se las regala para crear un internado. Se abre con doce niñas pobres a las que se enseña a leer y escribir y a quienes se forma poco a poco para la vida.Villa de Cura se convierte así en cuna de la nueva congregación cuyo título legal reza así: Congregación de Hermanas Catequistas de Nuestra Señora de Lourdes.
El P.Jiménez, desde que llegó a Villa de Cura, no cesó de compartir iniciativas y responsabilidades de todo orden: social, político, religioso. La escuelita del Cortijo, la reparación del templo matriz de San Luís, el Hospital de Santo Domingo, el orfelinato para niñas pobres, las Jardineras de la Virgen, las Peregrinaciones.
Pero el mal siempre acecha y ataca, y debido a murmuraciones infundadas el Padre Jiménez es trasladado fuera de La Villa de donde sale "muy sentido" expresando, sin embargo, su deseo: "Yo quiero que mis huesos sean enterrados aquí".
A finales de junio de 1913 parte a Caracas a realizar los Ejercicios Espirituales. Ya no regresará a Villa de Cura. Su ascenso a Canónigo de Merced de la Catedral llenando así una vacante en el Coro de la Santa Iglesia Metropolitana de Caracas. Este nuevo cargo le mantendrá caminando entre salas y oficinas estatales o episcopales. El 11 de julio de 1913 se redacta el primer documento acerca del nombramiento del P. Jimenez.
Entre la posesión solemne del nuevo cargo y la muerte del P. Jimenez sólo hay un lapso de cinco meses y unos días. Cartas van y vienen hacia y desde Villa de Cura. Escribe a Madre Enriqueta: "Hermana, no deje de hacer diariamente con las Hermanas la oración y la comunión...sin esto no conseguirán nada en la misión de servir a nuestro Señor. No falte nunca al retiro bien hecho y anualmente de los Ejercicios de San Ignacio". Su última carta. fechada el 15 de diciembre de 1913 expresa su mortificación: "¿Cómo les fue con la visita del General Gómez a esa? Cuénteme todo y dígame si les ayudó con algo, Dios lo quiera.Espero que me diga si arregló el asunto del Hospital con la Junta; no se zoquetee y hábleles claro"
Enero de 1914 es para el P. Jimenez fiebre, escalofríos, tos, delirios y momentos de lucidez. Eñ día 27 recibe el Santo Viático y la Unción de los Enfermos con pleno conocimiento. Delgado y demacrado, bañado en sudor de fiebre muy elevada se debate ya en agonía. Pasa el dia 28 en un quejido que poco a poco se vuelve respiración arrítmica y espesa. El 29 de enero de 1914, arropado por el cariño y la oración de los suyos, atendido con doloroso amor de su madre y hermana inclina la cabeza hacia el lado derecho y entrega su espíritu en manos del Padre.
El Oficio del sepelio se realiza en una Catedral abarrotada de gente y en la cual el presbiterio es insuficiente para todos los scaerdotes y religiosos asistentes. En el cementerio, los sacerdotes cantan un último responso y se procede al entierro. En Villa de Cura hay un lamentgo muy grande y sólo se oye un clamor: "Ha muerto el Padre Jimenez". Es el dolor de las Hermanas Catequistas misioneras rurales y el grito de los pobres preferidos del hombre de Dios muerto de fiebre tifoidea.
Un aplauso general cierra el recuerdo de este hombre, sacerdote bueno y santo, emprendedor incansable de las obras de Dios, sufrido, abnegado y obediente hasta la muerte.
El 5 de marzo de 1964, año en que cumple el P. Jimenez cien años de su nacimiento, son exhumados sus restos en el y llevados en procesión desde el Cementerio General del Sur hasta la Capilla del Noviciado de las Hermanas Lourdistas en Los Jardines del Valle (Caracas). Preside la Misa Solemne el Cardenal José Humberto Quintero. Allí, en el Noviciado de la Congregación fundada por ei, bajo una losa humilde en el suelo frente al altar de la celebración, se encuentran sus restos. Su memoria es vida y fuerza de nuevas vocaciones de Hermanas cuya misión es remediar la penuria religiosa de los pobres marginados del campo.
Que sorpresa tan bonita he recibido cuando veo las fotos que envíe a mis primas donde aparecen los sobrinos del Padre Jiménez. Mi padre Enrique el menor de ellos nos llevó a Villa de Cura a conocer más de la historia familiar y me recuerdo que hay o habia una calle en su honor la calle del Presbítero José Manuel Jiménez
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