Por: Carmen Muñoz de González
Villa de Cura, estado Aragua
La muñeca de trapo de lindas clinejas y alborotado vestido multicolor ve atenta con grandes ojos negros lo que acontece a su alrededor. Es una linda tarde de mayo, de mayo florido, y el tintinear de las primeras gotitas de lluvia se deja oir en la cornisa de la ventana.
La dulce y tierna Marisol ha hecho un alto en sus labores escolares y se dirige al armario rosado donde reposan - luego de la larga faena del día anterior - las muñecas.
Las hay de toda forma y color: gorditas y risueñas, de color ébano, altivas y espigadas...
Pero allí está la linda y frágil Cristina que le regaló su madrina en su pasado cumpleaños.
- ¡Ay, no lo puedo creer! ¿Cómo? Mi amiga no me ha escogido para jugar ¡He quedado olvidada como un trapo viejo! Sí, de eso estoy hecha; pero, no, también tengo sentimientos. Como la Angi, la flaca y desgarbada muñeca de largas piernas que parecen zancos más bien. Nada...ha comenzado el juego y Marisol ríe. Cambia de ropita a Angi piernas largas y para colmo de males parece que se puede vestir y desvestir con facilidad.
¡No importa! ¡Me quedo de adorno! Vigilante a todo lo que acontece, con el más puro y viejo recuerdo del pasado en que fuí tan famosa, apreciada y querida en todos los hogares. Apreciado tesoro de la tatarabuela de Marisol, envuelta en la más pura y fresca fragancia de lavanda en las tardes calurosas o de lluvias pasajeras, como una reina en su trono en el baul de ella.
Sitio web de la imagen: http://artraku.blogspot.com/
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