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sábado, 18 de agosto de 2012

CUATRO MESES DE RETRASO



                                                       Por: María Teresa Fuenmayor Tovar


                       El ardor se había ido junto con los años, la alegría, los amigos de entonces y el dulce y bullicioso hogar materno. Sus pisadas sonaban a humedad, en el chapotear involuntario sobre el pavimento de esas calles de un país extraño donde se viera obligado a pedir refugio. 
                      El régimen había caído, su nación se iba recuperando poco a poco, restañando heridas antiguas. Muchos de sus amigos habían regresado a la patria, otros habían muerto y algunos más, como él mismo, seguían desterrados, viviendo un olvido voluntario, sin voluntad ni fuerzas para regresar, sin ánimo ni entusiasmo para quedarse.
                      Los políticos - esos seres extraños - hacían compromisos, pactos y los rompían con tanta facilidad que serían casi admirables de no ser porque en ese cambio de las reglas de juego se llevaban por delante más vidas humanas de las que contabilizaban.
                      Sus dedos tantearon nuevamente el paquetito que permanecía en uno de los grandes bolsillos del pesado abrigo. Increible que en esta era tecnológica alguien aún utilizara el correo ordinario para enviar noticias. Noticias que llegaban con cuatro meses de atraso. Pudiendo comunicarse via email, con web cam y demás. 
                      Cerró la vieja puerta tras sí, se quitó la ropa y el calzado, todo húmedo y brumoso como el eterno invierno en que vivía desde hace...¿Cuánto? ¡Ya hasta la cuenta había perdido!  Un rápido baño, y empijamado y empantuflado se sentó en el sillón -lanzando al suelo primero el montón de periódicos del domingo con la mitad de las hojas leidas y la otra mitad aún por revisar, subrayar, recortar y clasificar -.
                      Observó cuidadosamente y por enésima vez las estampillas, luego, con mucho menos cuidado abrió el sobre y comenzó a leer.
                      Las noticias le llegaban con cuatro meses de retraso...las lágrimas corrían por sus mejillas con cuatro meses de retraso y su corazón dió un vuelco con cuatro meses de retraso...
                      Al día siguiente ya tenía el boleto en mano, todo empacado y dispuesto y cuando abordó el avión le pareció que dejaba en este país brumoso, tan distinto al soleado y brillante en que naciera y se criara, le pareció que dejaba, digo, toda la nostalgia, toda la pesadumbre y toda la tristeza del mundo.
                     Y en la medida que el aeroplano despegaba y se estabilizaba, su ánimo también se elevaba y cerrando los ojos, sonrió mientras  la alegría y la esperanza confortaban su hasta entonces corroído corazón. Y su mano derecha no dejaba de acariciar el sobre que le trajera las buenas noticias, las mejores noticias...el prometer de la esperanza... con cuatro meses de retraso.

COMENTARIOS A ESTA ENTRADA:


2 comentarios:

juan francisco lara18 de agosto de 2012 10:07
Muy bueno asi la informacion nunca nos atosigaba hoy es todo lo contrario las noticias llegan antes de que pasen las cosas.


Respuestas

Voz de Villa de Cura27 de agosto de 2012 08:23
Sí, es cierto, la tecnología ha logrado esto. Me alegra le haya gustado el escrito. Gracias por comentar. Un abrazo fraterno.

2 comentarios:

  1. Muy bueno asi la informacion nunca nos atosigaba hoy es todo lo contrario las noticias llegan antes de que pasen las cosas.

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    1. Sí, es cierto, la tecnología ha logrado esto. Me alegra le haya gustado el escrito. Gracias por comentar. Un abrazo fraterno.

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